El siglo XXI ha generado una eclosión de industria vinculadas a la tecnología , de ahí que hayan emergido nuevos concetos como Foodtech, Regtech, Fintech , Healtech y entre otros, mediante los cuales se busca resaltar el papel de la teconología en nuevos modelos de negocio. El derecho no ha sido la excepción.
El derecho no ha escapado a la óbita de incidencia de la tecnología y, por ello algunos expertos y medios de comunicación han empezado a acuñar el término legaltech para hacer referencia a modelos de neogocio con un alto componente tecnologico, el cual busca la escalabilidad y crecimiento exponencial en el tiempo.
Tanto el abogado o como el derecho se enfrentan hoy a un desafío importante. En primer lugar, el abogado debe encontrar nuevas formas de prestar sus servicios profesionales. Ahora, los empresarios y emprendedores responden a dinámicas totalmente distintas. La corbata ha pasado a un segundo plano, y prevalecerá el conocimiento experto. Las oficinas tradicionales que no utilicen nuevas herramientas tecnológicas para hacer más eficiente su trabajo difícilmente podrán acoplarse a las nuevas generaciones de empresarios. Por ejemplo, los software de gestión documentos y desarrollo de contrato han cobrado un auge relevante y algunas firmas han empezado a utilizar estas herramientas.
De igual manera, programas soportados en inteligencia artificial y big data son un instrumento fundamental para el análisis de jurisprudencia y documentos de gran extensión. En este contexto, el abogado del siglo XXI encuentre un doble reto paralelo y simúltaneo: El primero, implica entender nuevas industria y nueva tecnología, y es ahí donde la autodisciplina y aprendizaje empírico cobra valor. Difícilmente, se encuentran programa académicos en temas como Blockchain y derecho, inteligencia artificial y derecho y entre otros, pues, o relevante en esta etapa temprana de estas tecnologías es la experiencia. Por supuesto que universidades y centros educativo empiezan a incorporar módulos, materias, pregrados y post-grados, sin embargo; aún falta mucho camino por recorrer para consolidar estos currículos. En segundo lugar, el abogado debe encontrar nuevas herramientas tecnológicas que le permiten ejercer la gestión de su servicio legal de una manera más eficiente. Desde automatizar correo hasta el uso de software con big data ,el abogado deberá incorporar a su caja de herramientas estos instrumentos.
Legaltech hace referencia, en términos general , a los modelos de negocio mediante los cuales se prestan servicios legal con el apalancamiento de tecnologías disruptivas. Ya algunas organizaciones y medios de opinión han escrito sobre el tema y se puede advertir las siguientes clases de negocios:
Estas son algunas de las manifestaciones más notorias de lo que se ha denominada como Legaltech, sin perjuicio de que se pueda profundizar en este mercado y encontrar otros soluciones modernas a a tradicionales problemas legales.
Así, el derecho cada vez más enfrentan el surgimiento de nuevos actores que no necesariamente son abogados, o en otras palabras, legaltech empieza a democratizar el ejercicio del derecho por quien lo ejerce y quien lo necesita